Como en todo viaje de larga distancia, mi compañero David y yo nos dimos cita en el aeropuerto de Barajas el viernes 30 de noviembre a las 9:30 de la mañana. 3 horas antes de la salida de nuestro vuelo rumbo a Denver vía Filadelfia. Una vez en Denver tomamos el traslado de Colorado Mountain Express (CME) es decir, 20 horas desde que salí de la puerta de mi casa. Visto así, uno piensa si realmente merece la pena... pero solo eres consciente de que has acertado de lleno cuando te levantas al día siguiente y te encuentras con esas maravillosas montañas rocosas y una nieve inigualable. Si, es cierto lo que os han contado y lo que os vamos a contar de primera mano. Como mínimo una vez en la vida hay que ir a esquiar a las rocosas. Seguro.
Llegamos a Vail Resorts, nos instalamos, nos fuimos a dormir y como es habitual cuando cruzamos el charco, a las 5 AM estabamos con los ojos abiertos y cual niño pequeño esperando a que lleguen los reyes magos... A partir del día siguiente conocimos decenas de alojamientos en Vail, Breckenridge, Beaver Creek, y Keystone y comprobamos de primera mano otra vez más, la gran diferencia entre esquiar en Estados Unidos y en otros destinos de esquí. 6 días sin parar, salvo 1 mañana para hacer unas compras en unos Outlets muy cercanos a Beckenridge bastantes peligrosos para los maniacos de las compras...
Después de ver Vail Resorts, fuimos a Aspen & Snowmass. Sin duda uno de los destinos más especiales del mundo de la nieve. Coincidimos con la prueba de la copa del mundo que curiosamente fué suspendida... ¡¡¡por exceso de nieve!!!. 72 horas de nieve polvo non stop.
En fin, tiempo de visitar hoteles, servicios, restaurantes y por supuesto, tiempo de probar las pistas de esquí de Aspen y Vail Resorts durante 10 días. Todo para poder ofreceros de primera mano la mejor información del destino.
No os contamos más. Teneis que ir.
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